jueves, 7 de agosto de 2014

Una noche en Tapijulapa.


La verdad, es que he sido muy afortunada para que las circunstancias de la vida y trabajo me permitieran viajar y pernoctar en lugares sumamente privilegiados, desde una lujosa tienda de campaña en un Safari Africano organizado por Nelson Mandela hasta una espectacular cabaña en la punta de una montaña nevada, pasando por cualquier cantidad de maravillosos hoteles, pero nada se compara a las vacaciones o digamos mejor, aventuras familiares sobre ruedas, esta es solo una de ellas...

Mi papa, un autentico Cocodrilo Dunde, para los que no son ochentas o no saben quien es, digamos entonces, un Indiana Jones costeño, nos llevaba cada que había oportunidad a mi hermana, mi hermano y a mi a recorrer el sur del país, su favorito (y el mío) Chiapas. Les recuerdo que somos de Cd.del Carmen, Campeche así que el recorrido en carretera generalmente era de 5 a 6 o hasta 8 horas aproximadamente. Para los que no conocen, Chiapas es único, Selva, cascadas cristalinas y azules para donde mires y sin hablar de las ruinas mayas en medio de todo, una locura! por eso no era difícil pararse en cualquier lado y encontrar un majestuoso panorama, haciendo cada viaje diferente, ademas de la inspiración de mi papa de ir un día a la izquierda y otro a la derecha y a ver a donde llegábamos.

En aquella ocasión nos encontró la noche y la lluvia de camino a palenque o de camino simplemente, así que no nos quedo mas remedio que meternos en el primer pueblito cuyo letrero encontramos para pasar la noche "Tapijulapa" que no se exactamente si es Tabasco o Chiapas o los dos, pero por ahí. Por la lluvia que caía a cántaros y la noche no se veían más que unos farolitos prendidos en la pequeña explanada central, no había nadie, no autos, no nada, y ahora? nos preguntamos los cuatro apretujados en la cabina de la camioneta blanca de batea de mi papá, Tengo hambre, dijo Adrian mi hermano, me hago pipí dijo Ale mi hermana, carajo, dije yo, tiene que haber una farmacia, una abarrotera o un cafe abierto, dijo mi papá, el panorama era critico, recorrimos el pueblo pero todo estaba cerrado. Vimos un auto y mi papa se abalanzó sobre el a velocidades que seguro jamas habían visto las piedrecitas de las calles de ese lugar. Buenas, disculpe sabe de un hotel o un lugar donde podemos pasar la noche por aquí?- Psss, ahí con Doña Rosa (por privacidad de la identidad de los involucrados se usaran diferentes nombres) aquí atrasito donde esta el bombillo afuera prendido ella ha de tener cuartos. Pues ahí nos fuimos con solo el ruido de los limpia parabrisas y la lluvia en búsqueda de Doña "Rosa". Nooo, pues fíjese que ahorita no tengo nada, estan aquí unos gringos que asegun de un canal de la tele "discoveri" dicen y ocuparon todo, pero luego Don "Chencho" tiene, vaya pregúntele, es ahí mismito donde dice "Mercería".  Ahí si no oí que hablo mi papá con Don "Chencho" por que se bajo de la camioneta y se metió a la casa, pero volvió contento y nos dijo que ya teníamos donde dormir. Subimos por unas escaleras estrechitas de ladrillos a lo que seria el techo de la Mercería, ahí había un baño que consistía de un tubo que salía de la pared que se entendía como la regadera y pegaditito sin separación alguna un excusado, ósea que uno podía hacer Pupu y bañarse al mismo tiempo. Un par de cuartos con unas camas hundidas al centro y ya. Mi hermana y yo sacamos nuestras toallas para acostarnos sobre la cama y en posición de muerto boca arriba nos acostamos, haciendo un esfuerzo por que la gravedad del hueco del centro de la cama no nos jalara, en el otro cuarto, se oía a mi hermano que tendría unos 7 años, llorando: Yo no me quiero quedar aquí - Agradece que tenemos donde dormir - No voy agradecer nada me quiero ir"  Así y después de rezar por que no me dieran ganas de hacer pipí, odiando a mi papá, me dormí.

Al día siguiente, cuando abrí la puerta del cuarto encontré al pie, a una señora vagabunda dormida, había vomitado, afortunadamente no alcanzo a llegar al baño y fue en la puerta, por que yo por mas que rece no aguante así que tuve que ir y menos mal no encontre nada desagradable, ya que me entere que no había agua pues Don "Chencho" nos dejo un tanque con agua y un botecito que nos sirviera de jícara para el famoso baño a "Jicarazos".

Todos listos abajo junto a la camioneta, ahora si había gente y sol, el pueblo a colores se veía mucho mejor, que alegría! a desayunar y seguir la aventura. Se me quedaron las llaves adentro de la camioneta. Dijo mi Papá. -Carajo. Dije yo.

Después de toda una peripecia para abrir la camioneta y medio pueblo reunido alrededor de ella, de haber desayunado en casa de Doña "Huevos", unos de los huevos con chorizo más deliciosos de mi vida con tortillas hechas a mano y frijolitos. Nos fuimos como reyes del carnaval, saludando para todos lados, felices y orgullosos de nuestra aventura, seguimos con nuestro camino. Las vacaciones nos recuerdan que lo importante no es el destino sino el recorrido. Dijo mi papá.- Carajo, ya empezó. Dije yo.


T.

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